viernes, 29 de marzo de 2013

Sing.

Vacío.
Como una cueva oscura, en la que solo hay un pequeño charco de agua. Un charco que se va haciendo cada vez más hondo. 
Solo escucho gotas caer. Y mis ganas de levantarme con ellas.
Corro hacia el final de la cueva. Pero me fallan las piernas.
Vuelvo a escuchar ese tren pasar. Vías de tren por el techo. De nuevo me recorre el miedo.
El momento en el que al ser humano se le dio la capacidad de elegir es el mismo en el que se le dio la capacidad de corromperse.
Todo es más fácil cuando te dicen lo que tienes que hacer. Cuando te dan todos los pros. Y ningún contra.
La vida es arriesgarse. Pero solo hay una.
Y empiezan otra vez las preguntas.
¿Y si es demasiado tarde?
¿Y si nunca es tarde?
¿Y si no pierdo nada?
¿Y si lo pierdo todo?
Rehacer una vida cuando se está rehaciendo es jugar con el destino.
"Más vale lo malo conocido" vs "Más vale prevenir".
Me veo nadando en ese charco. Chapoteando. 
Me sumerjo y me voy alejando poco a poco de la luz.
De repente, oscuridad.
Grito.
Pero nadie me escucha.
Abro los ojos y solo veo las burbujas que expulsa mi aliento.
Nado en busca de la luz. Pero no la encuentro.
Siento cómo el agua atraviesa mis pulmones.

Tic tac.

Se me acaba el tiempo.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario