lunes, 24 de octubre de 2011

Señor X

Una tarde de lluvia... las gotas cayéndote en la cara. Cierras los ojos y sientes como se resvalan entre tus rojas mejillas. Miras hacia delante y las calles están vacías. Solo estás tú, caminando, y el sonido de tus zapatos al pisar los charcos... De repente ves de lejos esa mirada, una mirada intensa, que te cruzas cada mañana. Sonríes involuntariamente. Parece que de repente ha salido el sol, por lo menos en tu corazón...
Es curioso como una simple mirada, de alguien que no conoces... una mirada fugaz de alguien de quien no sabes ni su nombre, puede llegar a alegrarte y a intrigarte tanto a la vez...
Un solo hola, un día, podría hacer que una triste y oscura calle mojada, se convirtiera en una calle llena de luz, que sale de tu sonrisa y entra en cada portal, azotea, tienda, cafetería... dibujando un arcoiris en los ojos de alguien que quizá nunca vayas a tocar...
Pero por ahora solo me quedo con 30 miradas, 30 sonrisas e infinita curiosidad...

Comptine d'un autre été, l'après-midi (Yann Tiersen)

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