jueves, 15 de marzo de 2012

A pity.

Es curioso cómo de querer tantísimo a una persona puedes pasar a que te sea indiferente, cómo de llorar por no tener suerte ahora sonríes por no haberla tenido.
En realidad da pena. Da pena porque te has tenido que convencer de una serie de cosas. Cosas que no te gustan de esa persona... Y el problema no es en que te desenamores por completo, esa es la parte buena más bien...el problema está en que llega un momento en que te da igual conservar la amistad.
Y sí...empieza la dejadez. Ya no te hace ilusión que te hable, ya no te hace ilusión recibir una llamada suya, ya no te hace ilusión que de señales de vida porque simplemente ya te da igual. La indiferencia da lugar al olvido, y esto es así.
Es una pena porque te quería. Incluso cuando me olvidé de ti como atracción quería conservarte como amigo por encima de todo. No dejaba de pensar en que te estabas convirtiendo en mi mejor amigo, al que podía contarle de todo y no pasaba nada, porque teníamos clarísimo que nada iba a pasar entre los dos. Pero la cosa cambia cuando uno pone más de si que el otro, y el otro no pone de si para que el otro quiera seguir siendo el que ponga más de si. Aunque parezca un lío es verdad.
Si ya de por sí te es indiferente, cuando ves que al otro le es más indiferente aún se jode la amistad. Ya no nos contamos qué tal va la vida, ya no nos contamos quién nos gusta, ya no nos decimos gilipolleces hasta altas horas de la mañana... y ni siquiera nos llamamos para quedar estando tan cerca... ya nada es como antes.
Me jode que las cosas sean así, no sabes cuanto. Pero así lo quieres y así lo tienes. Ya he hecho todo lo que podía. Si crees que tú puedes más...demuéstramelo.
Un beso. Marisa.

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